lunes, 28 de marzo de 2011

Fin del fragmento

Aqui esta un cuento completo del que subi hace rato un fragmento, lo escrbí para un concurso pero nunca lo mande, espero que les guste, el concepto esta un poco bobo:


“Subió las escaleras y…” –Necesito ir por leche-.
Pasó otra vez, las últimas tres semanas había pasado exactamente lo mismo. Dejé la pluma a un lado, era imposible terminar el décimo capitulo con esas interrupciones. Todos los días, ideas diferentes, sin sentido, ninguna tenía relación con la otra y eran mencionadas por otra voz, una voz que en ese momento estaría yendo por leche. Una voz que, hasta el momento, había subido a un quinto piso, había gritado gol, se había encontrado con una vieja amiga de la infancia, y una tras otra idea que había mencionado antes en mi cabeza. No tenía horario para aparecer, sólo lo hacía fugazmente. Ni siquiera estaba segura de si “él” estaba enterado de que podía escucharlo.
Me levanté y miré por la ventana,  el ruido de la ciudad, un claxon, los frenos de un carro, una señora gritando y… ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Esa persona podía estar escuchando mis pensamientos también, en ese preciso momento, mientras yo pensaba en él. Me entró el pánico, saber que no podía estar sola ni en mis propios pensamientos que es lo más personal que tiene el ser humano, ¿y yo tenía que compartirlo con alguien más?
¿Qué clase de persona sería? ¿Dónde viviría? ¿Cuál sería su nombre? ¿Su profesión? Tantas preguntas, podía deducir unas cuantas. Estaba completamente segura de que era un hombre, por el sonido de su voz podía deducir que andaría por mi edad, aproximadamente, y le gustaba el fútbol, para variar, quizás vivía solo en su departamento, o incluso… -No- Estaba otra vez ahí, pero esta vez en un tono de corrección, ¿me había contestado? ¿Me estaba contestando? Eso es lo que parecía, aunque era un poco egocentrista de mi parte pensar que todos los pensamientos de una persona fueran… -¿para ti misma?-, había completado mi frase, la voz había completado lo que dije…pensé más bien, lo que sea, me completó, eso significa que me está escuchando, entonces él estaba consciente de estos pensamientos compartidos.
+ ¿Desde cuándo me escuchas?+ Pregunté directamente, pero no me contesto.
Pasaron 30 minutos, al parecer se había perdido la conexión, o simplemente no quería contestar en ese momento, no lo volví a escuchar ese día, así que volví a mis actividades de siempre.
Al día siguiente fue hasta la noche que lo escuché, eran casi las doce de la mañana, estaba a punto de quedarme dormida tratando de escribir algo cuando habló, ni siquiera mis horas de sueño respetaba. Estaba nervioso, muy nervioso, al parecer tenía una junta muy importante, trabajaba en una especie de oficina por lo que entendí, y tenía que presentar un proyecto muy importante a unos inversionistas, justo a las 8 de la mañana, mire el reloj preocupada, pero mi reloj marcaba las 23 horas con 50 minutos, ¿Qué era esto? Sólo le deseé suerte y me dormí, no sé si me escuchó.
Pasó una semana con conexiones más extensas, y una que otra hasta directa. Estábamos desarrollando nuestra propia forma de comunicarnos, es difícil descifrar los pensamientos de otra persona.
A partir de entonces las conexiones se volvieron más estrechas, al parecer nos habíamos dado cuenta del tipo de conexión que teníamos, era como llamar por teléfono pero sin las malditas tarifas de las compañías telefónicas. Nos conocimos  uno al otro, se llamaba Ihsan, tenía 22 años y se acababa de graduar de derecho, vivía en Sevilla, España pero era de padres marroquís.
No había escrito nada durante todo ese tiempo, cancelé un par de reuniones y cuando salía me distraía rápidamente, mi editor se lo atribuyó a mi periodo hormonal, y no lo desmentí, eso de escuchar voces dentro de ti no es algo que pase normalmente.
Durábamos horas hablando, era una forma muy práctica para platicar, y yo disfrutaba mucho sus temas de conversación, una noche nos quedamos platicando, yo casi moría de sueño y él estaba en el trabajo pero se había vuelto casi imposible el dejar de hablar.
-Dime la verdad Sofía, ¿tuviste miedo? Digo, el día que me escuchaste por primera vez.
+Para ser sincera sí, creí que me estaba volviendo esquizofrénica, eso de escuchar voces...
-No, me refiero a, saber que otra persona podía escuchar lo que pensabas.
+La verdad sí, ahora tenía que cuidar hasta lo que pensaba, créeme que no estar libre ni en tus pensamientos, es una idea que asusta a cualquiera.
-Alguna vez has pensado en conocernos, digo ni siquiera sé cómo eres, no hemos hablado por teléfono, o internet, o cualquier cosa.
+Sí, pero parte de la magia es no saber quién eres.
-Te propongo un encuentro.
+ ¿Un encuentro?
-Sí, tu y yo, conocernos.
+ ¿Tienes una idea de en cuánto sale el boleto México-España? Ihsan es carísimo.
-No necesitas venir a España.
+ ¿Y que tu gastes por venir a México?, ni loca.
-Tampoco necesito ir yo a México.
+ Esta bien Ihsan, ¿de qué me perdí?
-Muy sencillo. Si compartimos pensamientos significa que compartimos todo lo que pasa en nuestras mentes, ¿no?
+ Así es, eso de compartir sentimientos es algo nuevo, pero pasa.
-Entonces significa que podemos compartir todo lo que pensamos…Incluyendo sueños.
Me quede callada unos momentos, o más bien no pensé nada, era curioso el sistema pero habíamos desarrollado una forma de separar los pensamientos que queríamos transmitir y los que queríamos reservar. En ese momento entendí todo.
+ ¿Quieres que nos veamos en un sueño?
-¿Por qué no? Digo si compartimos todo que tan difícil es compartir un sueño, sólo se trata de esforzarse al momento de dormir y que sea a la misma hora.
+ Suena raro, pero podemos intentarlo. ¿Cuándo?
-Hoy en la noche, me puedo acostar un poco más temprano para que no interfiera con tus actividades y sea como tu siesta de la tarde.
+ Me parece, entonces te parece a las tres mías, y tú duermes a las 11.
-Entonces, ¿es una cita?
+ Eso creo.
-Nos vemos a las tres entonces.
Me dormí, cuando me desperté estaba muy nerviosa, iba a conocer por fin a Ihsan, no de la forma que me hubiera gustado pero lo iba a conocer, además él le había llamado cita. Y casi lo era, aunque nunca había pensado en una cita, esta sí que era mi cita de sueños, pero nos veríamos en su sueño o en el mío. No me acuerdo de nunca haber recibido algún  sueño suyo, pensamientos y sentimientos sí, pero eso nunca.
No me pude concentrar el resto del día, sólo pensaba en cómo sería, me lo imaginaba de una forma, pero que tal si era totalmente distinto, podía llevarme una decepción. ¿O qué tal si yo no era lo que él esperaba? No era la mujer más bella del mundo. Claro que tenía mis atributos, pero no eran la gran cosa.
Miraba el reloj constantemente, esperando a que marcara las 15 horas, para poder irme a dormir y conocer por fin a Ihsan. Lo único bueno de una cita en un sueño es que no tenía que preocuparme de que ponerme, ni a dónde íbamos a ir, de eso se encargarían nuestras imaginaciones.
Cuando dieron las tres de la tarde fui a mi cama. Estaba nerviosa, no sabía que podía encontrarme en mi sueño, pero fuera lo que fuera sería Ihsan, o por lo menos eso esperaba. Pensé mucho en el antes de dormirme, trataba de hablar con él aunque sabía que probablemente estuviera dormido.
No recuerdo bien el sueño, sólo me acuerdo ligeramente de que casi al final un hombre alto y con nariz aguileña se acercó a mí, dijo algo parecido a “Hola soy Ihsan” y recuerdo que platicamos, pero no sé bien de qué. Después se despidió.
Después de ese día no volví a escucharlo. Fueron varios días tratando de llamarlo pero ninguno me contestaba, me sentía sola, como si hubiera perdido un viejo amor. Estaba muy desconcentrada, y después de dos meses acepté que no volvería a escucharlo.
Todavía hoy de vez en cuando sigo pensando dirigiendo mis ideas a Ihsan. No recuerdo bien sus rasgos, mucho menos su voz, y nunca le pregunté su nombre completo. Pero no impide que este ahorrando para ir a Sevilla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es delirante!!
me gustaria leer mas historias asi jaja, solo porque si

Anónimo dijo...

Me encanto de verdad.