martes, 28 de mayo de 2013

Pero esta vez, con menos intensidad



Sólo viento, nada más que eso.
Ningún recuerdo, ninguna imagen. Sólo viento.
Caminó, o por lo menos lo intentó pero sus piernas no se movían, seguían en el mismo lugar, sin responder.
-Esta bien, lo acepto.
El viento siguió soplando, llevandosé sus palabras sin que nadie más las escuchara.
-Ya lo dije, lo acepto.
Levantó la mirada, el blanco le cegaba los ojos, y no podía ver más allá.
-¿Qué mas quieres? He dicho que lo acepto. ¡Lo acepto!
El viento movía sus cabellos, lentamente, sentía como lo despeinaba, lo volvía a peinar, una vez más lo despeinaba, un movimiento ciclico, como si se reciclara.
-Por favor.
Bajó la mirada y una lágrima trató de derramarse de su ojo, pero no lo logró.
-Lo acepto, lo acepto, lo acepto…
El susurro se convirtió en un sollozo, hasta convertirse en viento y silencio.
El blanco dejó de cegarle, pero no levanto la mirada, se quedo cabizbajo, viendo el suelo, o por lo menos donde debería de estar el suelo.
El viento seguía soplando, suave, recorría su cuerpo, pasaba entre sus dedos, movía su cabello.
-No necesito de esto ¿sabes? No necesito nada, ya no quiero seguir así, no quiero seguir aquí, quiero que esto acabe, por favor.
El blanco aumento su intensidad, hasta volverse en un rayo cegador una vez más, tan brillante que era imposible mantener los ojos abiertos.
-No voy a seguir. No más.
El viento dejo de soplar, pero la luz seguía siendo tan intensa que no podía abrir los ojos.
-¡No es mi culpa! No es mi culpa…
En ese momento se le quebró la voz, pero ninguna lagrima recorrió sus mejillas, sollozaba pero le era imposible llorar.
-Sólo quería ayudar.
El viento soplo de nuevo, ahora más intenso que antes, sentía como sus brazos se hacían hacía atras, empujados por la rafaga invisible.
-No quería.
Sentía una presión en el pecho, que le apretaba y no le dejaba hablar, como si alguien lo estuviera aplastando, y no lo quisiera dejar ir. No se podía mover, lo intentaba pero no podía.
-Yo sólo…
No pudo terminar la frase, quería decir algo pero las palabras no salían de su boca, se quedaban en la garganta y no iban más allá.
Movió la boca pero no pudo hablar, no pudo decir nada, sólo viento salía de su boca pero no se formaban las palabras.
Respiró y trató de hablar una vez más, pero obtuvo el mismo resultado.
Quería gritar, moverse, caminar, sentir, dejar de estar ahí sin poder hacer nada para ayudar, sin poder hacer nada para cambiar.
Trató de agitar los brazos pero no podía, como si el viento los mantuviera en su lugar, como si algo los estuviera sosteniendo pero no empujando, sólo manteniendo donde estaban.
-Ya no puedo, no puedo.
Poco a poco la luz dejó de ser tan intensa, el blanco que lo rodeaba dejó de brillar y se convirtió en niebla, blanca pero no densa, simplemente niebla.
-Lo siento.
El viento empezó a hacerse más débil, pero sus brazos se quedaron en la misma posición.
-Lo siento.
Repitió una vez más, y sintió como una lágrima rodó por su mejilla. Pero no la limpió, dejó que cayera hasta el suelo.
Cuando la gota cayó se unió a otras como ella e hizo una onda que recorrió lo que parecía ser agua, usando como centro el lugar donde había caído.
Sus pies empezaron a tocar lentamente el agua pero no se mojaron, no se hundieron, se mantuvieron a flote, como si pudiera caminar en el agua.
-No te preocupes, ya no volverá a pasar.
Dijo una voz que le sonaba familiar, y entonces todo se volvió blanco una vez más, pero esta vez, no le dañaba el brillo.

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